La normalidad regresó a la autopista 'Y' en la madrugada de ayer después de que la vía permaneciera cuatro horas cerrada al tráfico en sentido a Oviedo debido a la fuga de la carga de un camión que transportaba cálcico férrico, lo que obligó el martes a activar el plan de emergencias para mercancías peligrosas.

Los accesos a la vía desde la avenida Portugal y Príncipe de Asturias permanecieron clausurados durante la madrugada, hasta que, sobre las cinco de la mañana, lograron completar la maniobra de trasvase de la sustancia química del vehículo que sufrió el percance a otro de la misma empresa con el que se pudo garantizar el transporte de la carga hasta La Coruña. Se evitó así que se repitiese la situación de caos circulatorio registrada en la ciudad y en la autovía del Cantábrico desde las 6 de la tarde hasta las 10 de la noche del martes. Fue a esa hora cuando quedó abierto al tráfico uno de los carriles de la A-8 en dirección a Oviedo, manteniendo las restricciones en las salidas desde el casco urbano por la avenida Portugal y La Calzada. A primera hora de la mañana, cuando se esperaba una mayor afluencia de tráfico, la situación estaba completamente solventada, con la carretera limpia y el camión ya retirado de la carretera.

Desvío por la AS-19

Durante la tarde del martes, la circulación fue desviada por la carretera AS-19 hacia Tremañes, lo que provocó kilométricas retenciones durante cuatro horas. Hasta el lugar del siniestro se desplazaron de inmediato agentes de la unidad de Tráfico de la Guardia Civil, bomberos del Ayuntamiento de Gijón, Bomberos de Asturias, Policía Nacional y Policía Local. Se puso en marcha entonces el plan especial de mercancías peligrosas en su nivel 0, coordinado por el consejero de Presidencia, Guillermo Martínez. El primer paso fue comprobar que el cloruro férrico no provocaba un riesgo para la salud de la población, si bien fue necesario cortar el tráfico, confinar el camión y establecer un perímetro de seguridad hasta que se trasvasase la carga a otro vehículo.

La pequeña fuga de la sustancia química se detectó en una de las válvulas del transporte que hacía la ruta de Santander a La Coruña. El camión quedó detenido poco antes del viaducto de Somonte, si bien luego fue retirado hacia atrás, en dirección a Gijón, para poder abrir uno de los carriles de la autovía del Cantábrico. La medida excepcional provocó un caos circulatorio pocas veces visto.