Cubas Llopis abrirá un almacén de residuos peligrosos en el puerto de Sevilla
sevilla.abc.es [31/08/2016]
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La compañía prevé iniciar las obras del punto limpio en este mes de septiembre .
Ana Llopis, directora gerente de la compañía - JESÚS SPÍNOLA
Llopis Servicios Medioambientales está a punto de dar un gran salto cualitativo y cuantitativo en su trayectoria de más de cuarenta años con la instalación de un complejo en terrenos del puerto hispalense, donde construirá una planta de almacenamiento y clasificación de residuos, que será la primera de Sevilla que podrá acoger mercancías peligrosas, como aceites industriales contaminantes. El proyecto, que también acogerá la sede administrativa de la compañía, está salvando los últimos trámites administrativos con el Ayuntamiento de Sevilla para que la obra pueda arrancar en septiembre y esté finalizada este mismo año, según ha explicado la directora gerente de la firma Ana Llopis.
Esta empresa tiene registrada la marca Cubas Llopis, donde está el origen del negocio familiar, dedicado inicialmente al alquiler de cubas para la construcción, y ha ido ampliado sus actividades en la última década hasta convertirse en gestor integral de residuos peligrosos y no peligrosos.
Acopio y clasificación
El nuevo complejo del puerto se asentará sobre una superficie de 5.000 metros cuadrados y aportará un espacio donde se podrán llevar los residuos y mercancías peligrosas de las industrias, y también otros desechos inocuos, como muebles viejos de clientes particulares, restos de poda y jardines o materiales de la construcción. «Allí se depositarán y clasificarán, para transportarlos después al punto de destino final. La planta de triaje dispondrá de una cinta donde el personal separará los desechos que sean reutilizables, como plásticos o metales, que se derivarán a las plantas de valorización, de los materiales inertes que van al vertedero», explica Llopis.
La empresa invertirá en torno a un millón de euros, el 45% en la obra y el resto en maquinaria y tecnología. Con esta inversión, Llopis, que factura 1,5 millones, prevé aumentar un 40% su negocio en dos años.
«Llevamos meses de retraso en el proyecto por la lentitud y la burocracia urbanística. Pensábamos haber iniciado la obra la pasada primavera», se queja Ana Llopis. Esta demora, añade, «es negativa para la actividad empresarial porque tenemos un equipo de gente para una instalación que no está produciendo tal y como habíamos planificado».
Por otro lado, Llopis Servicios Medioambientales quiere franquiciar su marca o establecer acuerdos de colaboración con otras empresas pequeñas que se dedican al alquiler de cubas de obras, y que trabajan de forma independiente y poco profesionalizada. Con ese objetivo ha encargado un estudio a una firma consultora para definir el modelo.
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