Después de 8.000 millones de litros de agua de mar, un millón de litros de espumas especiales, cientos de litros de “cold fire”, con lo que se ha pretendido combatir el incendio, y el literal agotamiento de cientos de bomberos que han trabajado las 24 horas durante ocho días, el infierno de altas temperaturas, continúa. En la tarde del miércoles los bomberos creyeron por un momento tener dominado el siniestro, mediante usos masivos del aislante término “cold fire”, pero la alta temperatura en el interior de los tanques reavivó las llamas en la madrugada del jueves.

El fuego ha terminado con las instalaciones de la empresa Ultracargo, donde se almacenan productos químicos y combustibles, y si bien no se han registrado víctimas fatales, las pérdidas tanto económicas como el daño ecológico son de las mayores en años de siniestros. Cuando comenzó el fuego había seis tanques de Ultracargo en llamas, y en la mañana del jueves, las autoridades reportaban solo cuatro aún con fuego.

La Secretaría de Medio Ambiente de San Pablo, ha advertido sobre importante mortandad de peces, derivada más que del fuego de los insumos químicos derramados, así como de los que se están usando para apagar las llamas.

Expertos de la Guerra del Golfo llegan el viernes

Las autoridades federales confirmaron que recibirán el viernes ayuda de Estados Unidos, que enviará un equipo de especialistas en incendios de hidrocarburos y derivados, que trabajaron en Guerra del Golfo, en los pozos de petróleo bombardeados.

La compañía norteamericana, lidera en el mundo de los siniestros por fuego en pozos petrolíferos y similares. Para este tipo de casos se entiende intentarán reducir al mínimo la temperatura de los metales de los tanques, algo que no han logrado los brasileños hasta ahora y que se considera fundamental para apagar el fuego.

Hasta el momento la investigación sobre el origen del fuego continúa en una etapa demasiado primaria como para que se haya establecido una razón concreta.