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La manguera que cambia el transporte mundial de químicos

huelvainformacion.es []

 

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  • La idea surgida en los muelles de Huelva sirve para acortar hasta un 60% el tiempo de descarga.
  •  Apenas 4 millones de euros fueron necesarios en su desarrollo
  • La manguera que cambia el transporte mundial de químicos

    La manguera que cambia el transporte mundial de químicos                                                   

    Puede parecer una idea simple y, de hecho, lo es. Es lo que ha hecho José María Cuadro, vicepresidente de la cadena de Suministro de Cepsa y responsable de un planteamiento tan sencillo que casi ofende cuando lo cuenta, con la sobriedad de alguien que está convencido de haber hecho algo que, pese a estar delante de las narices de todo el mundo, nadie salvo él y un reducido número de personas supo solventar.

    El problema era más que serio. Las instalaciones que Cepsa tiene en el Puerto de Huelva, se encontraban en su límite. Un incremento de un 33% en el tiempo de demora de carga y descarga de sus barcos en los muelles, amenazaba con algo tan serio como que dejarían de ser rentables en muy poco tiempo.

    Su impacto en las operaciones llevaba a una conclusión demoledora: 'El Puerto no es sostenible a partir del año 2015'. Había que hacerlo más rápido, pero nadie sabía cómo. El sistema para descargar un barco cargado con varios productos químicos, era la utilización de un sistema de brazos fijos para poder engancharlos a cada uno de las bocas que permitían la descarga de cada uno de los tanques. Era el mismo sistema que hace décadas y dado que los brazos de carga estaba alejados, no pueden cruzarse y era imposible alinearlos con los barcos, era necesario incluso moverlos hasta de muelle para poder proceder a su descarga.

    'Si puedes soñarlo, puedes hacerlo' decía Walt Disney y Cuadro se puso a la tarea. Nace así el proyecto Reina Sofía. Tras poner sobre la mesa que debería tratarse de un sistema que sea capaz de descargar la totalidad de productos disponibles, simultáneamente, con más capacidad de bombeo y sin brazos rígidos, llegó su particular Eureka cuando aseguró que una manguera era la solución perfecta. Sólo había un inconveniente: 'no existía, nadie lo intentó antes' y dados los requisitos necesarios, había serias dudas de que alguien se atreviera a dar el paso. Los problemas eran insalvables, o al menos eso parecía. Era necesario evitar su aplastamiento por vehículos que transitan por las instalaciones portuarias, la abrasión durante su uso y maltrato por unas labores de manejo y estiba más que complicadas. Tampoco era muy alentador que ninguno de los sistemas existentes empleados por la industria, cumplía con los requerimientos que el equipo de Cepsa se disponía a afrontar.

    Al menos hasta que llegaron a la empresa inglesa Techflow Marine. 'Fue la única que nos contestó y la verdad es que la primera respuesta no fue muy alentadora. Su sistema había sido utilizados, sí, pero en plataformas petrolíferas, nunca en puertos.

    Se comenzó con el diseño de los procesos necesarios para su construcción y puesta en funcionamiento. El sistema de carretes puede parecer aquellos utilizados en las labores de pesca, pero a tamaño industrial, o esos dispositivos de las mangueras de jardín, para que no estorben.

    Llegaron a predeterminar 'un punto de rotura para que no se produjeran derrames en caso que el barco se desestabilizara en las labores de descarga, por las mareas o porque el menor peso que tiene tras quitarle varias toneladas de producto, puedan mover el barco y llevarse con el la manguera. Si lo hace, apenas vertería medio vaso'.

    Cada inconveniente planteado durante el proceso de creación era convenientemente ensayado con las piezas de Lego de sus propios hijos. 'Les decía que había algunas piezas que no podían tocar'. Si el proyecto no salía bien, su candidatura a Empleado del Mes iba a estar más que comprometida; la del Padre del Año, la tenía perdida de antemano.

    Afortunadamente la espera mereció la pena, aunque la ganancia de la espera, es de todo salvo deseable. Esa idea surgida de la mente de alguien acostumbrado en ensayarla durante mucho tiempo, estaba siendo testada durante un mes en los muelles de Cepsa. Para ello, fue necesario instalarla y desmantelar los brazos que hasta ese momento eran la única alternativa. Una de las dos instalaciones de Cepsa en Huelva estaban sin poder utilizarse durante cuatro semanas. Cada problema era una vuelta al Lego para visualizar la solución.

    El papel funcionaba: el nuevo método era un 60% más rápido, lo que significaba disponer los dios muelles alrededor de 90 días más cada año, con una drástica reducción de las demoras y que permitía prolongar la actividad de la empresa sin tener que construir un muelle nuevo para sus actividades.

    El futuro de Cepsa en Huelva estaba garantizado y, desde luego, el suyo también. Cuatro millones de euros tuvieron la culpa de esa implantación que ya ha sido visitada por operadores de todo el mundo. Un año y medio después, la evolución del mismo se ve en cada visita a los muelles.

    De la mano del capital Manuel Pérez, el artilugio sorprende por su simplicidad, pero asombra por su dimensión. Una vez desplazada y dejada colgar sobre el muelle donde esperará a los barcos, ni ese nivel de altura permite moverla apenas poco más de un centímetro. Es la manguera más pesada que uno puede imaginarse. El capitán responsable de las operaciones, Manuel Pérez, acompaña en un recorrido de demostración que permite hacerse una idea de lo que era antes y lo que es ahora, del pasado y el futuro, apenas separados por unos pasos, pero tan lejos tanto en el concepto como en la mentalidad.

    La mejor recompensa que tiene Cuadro es cuando se dirige a la persona que a través de una enorme consola 'pero muy sencilla' según reconoce, 'sobre todo en comparación a lo que teníamos hasta hace poco'. Cuadro le pregunta: '¿De verdad se nota?' La cara que pone es de asombro: 'Ya le digo'.

    Es la muestra de la excelencia cuando no se busca, cuando responde a un trabajo constante y el respaldo de una empresa que tiene en los muelles onubenses, un campo de experimentación listo para poder encarar un futuro mejor y seguir desarrollando nuevos proyectos. En el Muelle Sur, frente a las instalaciones de tuberías interminables de la Refinería y la Química, entre depósitos enormes donde se guarda buena parte de las reservas estratégicas de todo el país, surge la genialidad más reconocible, aquella que su autor, apenas da importancia. Hizo lo que se supone que tenía que hacer y eso es lo más complejo de cualquier tarea.

    En Madrid esperan sus cuatro hijos que le ven partir a varios continentes. En los muelles de la empresa en la que trabaja, hay una idea, tal vez no parece demasiado importante, pero es suya; y consiguió hacer cambiar para siempre el transporte de productos químicos en todo el mundo.                                                             


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