La triste realidad es que la crisis no decrece (6,2 millones de parados dan fe de ello), ni lo hará en mucho tiempo. Por eso, la opción del autoempleo se perfila como una alternativa a tener en cuenta. Si a ello además se le suma el medio ambiente, el abanico de opciones para desarrollar un negocio “verde” se amplía prácticamente hasta el infinito. Y no solo autoempleo: la mejora ambiental de cualquier tipo de trabajo conlleva unas oportunidades que no deben desdeñarse.

Las ventajas de emprender o lanzar un negocio en el sector ambiental o incorporar la variable sostenible a un proyecto ya en marcha son muchas, entre las que cabe destacar:

• Mejoran la imagen de la empresa: trabajar sosteniblemente da una imagen consecuente y reforzada a las empresas, lo que implica una proyección que diferencia a la compañía en el mercado de manera muy positiva. No debe confundirse con el llamado greenwashing, que no es más que una estrategia de “lavado de cara” que algunas empresas utilizan para lograr este mismo objetivo con un método, cuanto menos, dudoso.
• Mayores ingresos: los productos y servicios con carácter “verde” suelen tener un precio más alto en comparación a productos que no cuentan con ese factor. Sin embargo, para cada vez más consumidores, la elección entre un producto y otro se basa en un comportamiento responsable, reconociendo las cualidades “eco” en sus consumos diarios. La creciente sensibilización y concienciación ciudadana tienen mucho que decir en este aspecto.

: si algo bueno tiene el sector medioambiental, es que da para desarrollar miles de ideas que cubran necesidades tanto básicas como secundarias. Incluso, echando mano de la creatividad, se pueden poner en marcha proyectos sin competencia ninguna.

• Reducción de costes: la eficiencia, reciclaje, reutilización, etc., intrínsecos a cualquier proceso sostenible implican en sí mismos un mejor aprovechamiento de los recursos y, por tanto, un ahorro económico siempre conveniente.
• Nuevas oportunidades: en Europa, cada vez más legislación obliga a tomar medidas de lucha y adaptación en materia climática, exige certificar energéticamente  los edificios existentes, requiere determinadas medidas en la agricultura sostenible o demanda un uso sostenible de la biodiversidad. España, obviamente, no está exenta del cumplimiento de estas leyes. Quizá habría que replantearse de que manera se pueden traducir en puestos de trabajo.

No hay que olvidar que todo ello debe fundamentarse en una base formativa completa, que en sí misma representa también una oportunidad de empleo verde, como tampoco que este tipo de negocios tienen una implicación a todas las escalas: administración, organismos regionales, empresas privadas, PYMES, emprendedores, autónomos…

Sobre todo, hay que tener en cuenta que el medio ambiente es un sector trasversal, que tiene mucho que decir en todos los sectores, y con ello, mucho camino en la mejora de esos datos de paro que asustan a España.