Por Roberto Ruiz Robles.
Presidente de la Asociación de Ciencias Ambientales (ACA)
roberto.ruiz@cienciasambientales.org.es

¿Qué supone la aprobación del RD 235/2013?

El Real Decreto, aprobado el pasado 5 de abril de 2013, ha aprobado el procedimiento básico para la certificación energética de los edificios. La certificación energética dará como resultado un certificado de eficiencia energética que califica la vivienda en una escala comprendida entre la clase A, reservada para las viviendas con menores emisiones de CO2eq asociadas, y la G, con mayores emisiones, de forma análoga a cómo se realiza en otros productos como los electrodomésticos, expresándose mediante la etiqueta energética.

Se pone en marcha, por tanto, un instrumento que permitirá conocer el comportamiento energético de las viviendas existentes, basándose en una serie de parámetros de análisis sobre el estado de la envolvente térmica del edificio (fachadas, cubierta, ventanas, etc.) y de las instalaciones con las que cuenta. Hasta que se ha producido la reciente aprobación del RD 235/2013, sólo los edificios de nueva construcción estaban sujetos a esta obligación.

Además, la aprobación del RD 235/2013 da respuesta a un derecho que hasta hoy se estaba vulnerando, que no es otro que el permitir a los consumidores conocer el comportamiento energético de la oferta de edificios en venta o alquiler, derecho que es contemplado, sin ir más lejos, en el artículo 83 de la Ley 2/2011, de 4 de marzo, de Economía Sostenible

¿Por qué era importante su puesta en marcha?

La puesta en marcha de la certificación energética, que entrará en vigor el próximo 1 de junio, por encima de todo facilitará información sobre el rendimiento energético del edificio o vivienda que un ciudadano pretenda adquirir en propiedad o en arrendamiento. Pero también informará del estado del edificio o vivienda al propietario. Aquél que sea posea un edificio o vivienda con una mejor clase energética tendrá un bien inmueble más competitivo en el mercado, y se verá recompensado económicamente. Por el contrario, el propietario de un edificio de clase energética G será menos competitivo frente a otros edificios de características similares, pero con una clasificación energética más favorable. Además, el propio Certificado de Eficiencia Energética contendrá una serie de recomendaciones sobre medidas de mejora que podrán llevarse a cabo para mejorar la eficiencia energética del edificio.

No obstante, no sólo se trata de valorar los beneficios económicos de este instrumento, puesto que los beneficios sociales y ambientales de su implantación juegan un papel vital. Por ejemplo, en términos ambientales, las viviendas con una menor demanda energética y que incorporen fuentes de energía de origen renovable, reducirán las emisiones de gases de efecto invernadero, y por tanto, el impacto de los sectores difusos en materia de lucha contra el cambio climático, que representan hasta 2/3 de las emisiones totales del país. Además, España debe reducir en el año 2020 un 10% de las emisiones de los sectores difusos (entre los que se encuentra la edificación) con respecto al año 2005. Por otro lado, en términos sociales, una vivienda con una baja demanda energética permitirá reducir el gasto en las facturas energéticas de los hogares y mejorar la calidad de vida y la salud de las personas, al permitir a dicho hogar mantener su vivienda a una temperatura adecuada, evitando así situaciones de pobreza energética.

La certificación energética será una palanca para impulsar actuaciones de mejora de la eficiencia energética y para generar empleo

Es un hecho constatado que el parque edificado español necesita intervenciones de rehabilitación a mayor o menor escala. Algunos datos muy significativos en relación a las viviendas españolas así lo verifican: de los, aproximadamente, 25 millones de viviendas que existen en nuestro país, el 58% es anterior al año 1980, lo que significa que ni siquiera se vieron afectados en el momento de construirse por las mínimas exigencias que se contemplaron, en materia de eficiencia energética, en la Norma Básica de la Edificación (NBE-CT-79).

Lo que va a permitir este nuevo instrumento que acaba de ver la luz en nuestro país es dar visibilidad a esta cuestión. Ser conscientes del grado de ineficiencia de los edificios, al mostrarlo en un distintivo como la etiqueta energética, impulsará, a corto-medio plazo, las actuaciones de rehabilitación energética de nuestros edificios.

De hecho, España está obligada a tomar medidas en este sentido, ya que la Unión Europea va marcando a los Estados miembros una serie de objetivos en materia de “Energía y Cambio Climático”, como el Paquete 20-20-20 o la reciente Directiva 2012/27/UE, relativa a la eficiencia energética, que obliga a que los Estados Miembros establezcan estrategias a largo plazo, hasta el año 2020, para llevar a cabo la renovación progresiva del parque inmobiliario europeo.

El papel de ACA en la Certificación Energética de Edificios y en la lucha contra el Cambio Climático

Dentro del área de trabajo de Energía y Cambio Climático, la Asociación de Ciencias Ambientales (ACA) centra su atención en promover la investigación y el debate público sobre el mercado energético y las implicaciones del cambio climático, tanto en las políticas de mitigación como de adaptación, realizando un especial énfasis en la minimización del impacto provocado por el sector de la edificación y rehabilitación, enmarcado desde distintas perspectivas como la pobreza energética, el desarrollo de ciudades sostenibles, o la planificación urbana.

Por ello la asociación viene desarrollando diferentes proyectos que pretenden abordar la lucha contra el cambio climático desde el fomento de la eficiencia energética en el sector residencial en España, responsable según datos del Instituto para la Diversificación y el Ahorro de la Energía (IDAE) de más del 26% del consumo energético final del país y del 17% de las emisiones de CO2eq.

En esta línea, durante el año 2012 se desarrolló el proyecto REPEX, “Rehabilitación energética de edificios: una oportunidad de empleo verde en Extremadura, una solución a la pobreza energética” cofinanciado por el Fondo Social Europeo a través del Programa Empleaverde de la Fundación Biodiversidad y con la colaboración de la Fundación la Casa que Ahorra, que se materializó en la elaboración de un estudio sobre la pobreza energética en España, así como en una guía práctica sobre soluciones de rehabilitación energética y en la realización de varias jornadas técnicas. El proyecto pretendía facilitar argumentos adicionales para impulsar las actuaciones de mejora de la eficiencia energética en el parque de edificios español, generando herramientas útiles para ello y provocando foros de debate y conocimiento sobre la cuestión.

En la misma línea de trabajo, se ha emprendido este año 2013 el proyecto “La certificación energética de edificios: Sensibilización y formación de actores clave para el ahorro y la eficiencia energética en el sector residencial ante el nuevo marco normativo”, que pretende informar a los profesionales y agentes clave, como los administradores de fincas o los agentes inmobiliarios, sobre las implicaciones económicas, pero sobre todo sociales y ambientales, que se derivan de la implantación de la certificación energética de edificios, con el fin de que puedan hacer llegar este mensaje a la ciudadanía. El proyecto de 2013 generará materiales divulgativos con información específica sobre el proceso de certificación energética de edificios y promoverá el desarrollo de acciones formativas en diferentes puntos de la geografía nacional, dirigiéndose de forma directa a los profesionales identificados como actores clave.

Más información

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