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Impresión de etiquetas: Un mundo en constante evolución

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A finales de los 70, las etiquetas autoadhesivas ya habían conseguido una cuota del 7% del mercado europeo del etiquetado, en el que se usaban todas las técnicas de impresión

Con la próxima edición de la feria Labelexpo Europe a la vuelta de la esquina, Mike Fairley repasa los cambios que ha experimentado la tecnología de impresión de etiquetas a lo largo de los años y plantea algunas de las decisiones de inversión en equipos que las empresas de manipulado deben empezar a considerar.

Las primeras etiquetas impresas de las que se tiene constancia datan de hace más de cuatrocientos años. En esa época tan lejana, se imprimían en papel producido a mano con tipografías en relieve o imágenes talladas en madera o metal, aplicando presión manualmente con una prensa de madera y un mecanismo de giro.

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Mike Fairley.

La prehistoria de las etiquetas

Todavía habrían de pasar doscientos años para que las cosas empezaran a cambiar de forma notable. Las prensas manuales eran ya de acero, dotadas de una palanca para aplicar la presión, pero el papel todavía se hacía a mano. A principios del siglo XIX, la revolución industrial introdujo grandes cambios en el mundo de la imprenta: las primeras prensas con cilindros (activados por vapor), la técnica de impresión offset o las máquinas rotativas de fabricación de papel.

En esta época, también surgieron el papel estucado, el proceso de medios tonos, la impresión en color, así como toda una serie de aplicaciones que marcarían el comienzo de lo que hoy llamamos la industria de las etiquetas. Entre estos avances, se hallaban la producción automática de botellas de vidrio de dimensiones estándares, cadenas embotelladoras, las primeras fábricas de enlatado, la proliferación de los productos farmacéuticos, las etiquetas para cajas, equipaje, cajas y bandas de puros, cajas de cerillas. Todas estas etiquetas se imprimían ahora en máquinas offset planas o prensas tipográficas.

A principios del siglo XX, aparecieron las primeras prensas de bobina estrecha para imprimir cinta encolada y autoadhesiva. Las grandes innovaciones en este tipo de tecnología llegaron de la mano de Stan Avery, que permitieron que los materiales adhesivos tuvieran una capa base y pudieran cortarse con una determinada forma en la prensa. Gracias a un sistema de troquelado y a la capa base, ahora se podían producir etiquetas adhesivas en forma de bobina. En este contexto, fabricantes como Gallus, Nilpeter y Mark Andy no tardaron en producir las primeras prensas tipográficas y flexográficas para rollos de etiquetas.

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Etiqueta autoadhesiva.

Finales del siglo XX: Aparición de las etiquetas autoadhesivas en Europa

La tecnología seguía evolucionando: impresoras serigráficas de bobina estrecha, estampación en caliente y equipos que combinaban varias técnicas, tintas de secado UV y sistemas de creación de planchas más avanzados. A finales de la década de 1970, las etiquetas autoadhesivas ya habían conseguido una cuota del 7% del mercado europeo del etiquetado, en el que se usaban todas las técnicas de impresión. Hoy en día, las autoadhesivas conforman el 40% de las etiquetas que se consumen, impulsadas por toda una serie de tecnologías y equipos innovadores desarrollados durante los últimos treinta años que han permitido imprimir las etiquetas más rápido, en bobinas más anchas, con utillajes rotativos y envolventes, prensas accionadas por servomotor y nuevas prestaciones como la inspección de bobina, el control del registro, la gestión cromática, entre muchos otros.

Por increíble que parezca, no fue hasta 1978 que empezaron a producirse los primeros códigos de barras para el sector minorista. En concreto, fue para las etiquetas de los productos de la cadena Fine Fare Supermarket. Fue también la primera vez que se introdujo un código de velocidad en los negativos para producir las barras verticales de los códigos. Hoy en día, en Europa, los códigos de barras son un elemento esencial de cualquier etiqueta.

Hasta la década de 1980, las etiquetas con códigos de barras que se usaban para los alimentos frescos en las tiendas y distribuidores eran sensibles al calor. A partir de este momento, empezó a utilizarse la impresión térmica directa y por transferencia térmica de las etiquetas de precio y peso con códigos de barras, etiquetas fabricadas con materiales autoadhesivos que se extendieron rápidamente a finales de dicha década.

En esa misma época, surgieron nuevos tipos de polipropileno y poliestireno (más tarde polietileno también) para aplicaciones de etiquetado más exigentes. Las grandes marcas requerían que se imprimiera sobre films de alta calidad para etiquetar champús, artículos de perfumería, productos industriales, etc. Estas exigencias obligaron a los fabricantes de equipos y a las empresas de manipulado a adaptarse.

Tres décadas de evolución en la tecnología de impresión de etiquetas

Como resultado de los cambios experimentados en los requisitos de producción de etiquetas, han sido varias las técnicas de impresión que han dominado el sector a lo largo de los últimos treinta años. En la década de 1980, las máquinas rotativas tipográficas eran las más utilizadas. En los años noventa, el proceso flexográfico estuvo en auge. En gran parte de lo que llevamos de siglo XXI, las máquinas de impresión flexográfica UV han sido las que más se han vendido. No obstante, desde mediados de la década de 2000, las técnicas de impresión digital también han proliferado con rapidez, al principio con las tecnologías de líquido electrofotográfico y de tóner seco y, más recientemente, con los equipos por inyección de tinta de base agua y UV.

En 2014, está prevista la salida al mercado de la nueva tecnología de impresión nanográfica de Landa, un proceso offset por inyección de tinta que ya ha despertado un interés considerable entre los impresores de etiquetas, cartón plegable y envases flexibles.

Sin ánimo de inquietar a las empresas de manipulado de etiquetas, hay que tener en cuenta que la tecnología de inyección de tinta está avanzando hacia la impresión directa sobre vidrio, botellas de plástico y latas. Quizás todavía no sea una problema, pero no está de más llamar la atención sobre estos progresos.

¿Qué nos deparará el futuro? Nuevos retos

El mayor desafío para el impresor de etiquetas es decidir en qué tipo de impresora de etiquetas invertirá este año, el próximo o dentro de dos. ¿Será otra máquina flexográfica UV analógica tradicional? ¿Quizás un equipo offset o híbrido? Algunas empresas de manipulado tal vez estén considerando la vía digital. En tal caso, ¿elegirán un sistema de tóner o de inyección de tinta?

En el pasado, elegir en qué máquina invertir era quizá una decisión más simple. Hoy en día, hay que tener en cuenta más factores, incluso si se opta por una máquina analógica tradicional. Los efectos sobre el medio ambiente y el consumo energético son aspectos que cobran importancia. Otros factores son la gama cromática y la cantidad de colores o estaciones de impresión del equipo. ¿Qué opciones de acabado que aporten valor añadido ofrece la máquina? ¿Qué tecnología de inspección o control necesita? ¿Qué productividad requiere para el tipo de trabajo que realiza? ¿Cuánto se tarda en cambiar de un trabajo a otro? ¿Quiere imprimir otros productos aparte de etiquetas, como envases flexibles, laminados tubulares, cartones plegables, sachets, etc.? Todos estos factores son relevantes a la hora de decidir en qué clase de equipo se invierte. Por descontado, cada fabricante ofrece sus propias variaciones y soluciones tecnológicas.

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Etiqueta.

El salto digital: Factores adicionales

Si una empresa está pensando en adoptar un sistema digital, conviene que considere algunos factores más. La impresión digital implica maneras nuevas de trabajar. Con esta tecnología, se consigue una gestión del color mejorada. La decisión de adoptar la tecnología digital o tradicional debe retrasarse todo lo que se pueda. ¿Qué volumen de trabajos diferentes podemos manejar a diario sin que las tareas de administración y el papeleo nos atasquen? Es probable que todos estos aspectos exijan usar sistemas de gestión de la información más sofisticados, otra decisión de inversión que hay que tomar.

Con la tecnología digital, también hay que decidir qué resolución (puntos por pulgada) queremos: ¿Los trabajos necesitan tinta blanca en uno de los cabezales de impresión? ¿La impresora tiene una gama cromática ampliada? La velocidad de impresión de las máquinas digitales también varía bastante. En este sentido, ¿hasta qué punto es importante la velocidad si producimos tiradas cortas y debemos cambiar de trabajo con frecuencia?

La empresa de manipulado también debe decidir si invierte en un equipo de acabado en línea o fuera de línea. Si el acabado es en línea, puede que cada vez que cambiemos de trabajo tengamos que parar la máquina para cambiar los troqueles. Si producimos muchas tiradas cortas, el cambio de troqueles puede llevarnos una parte considerable del día y, en consecuencia, consumir mucho tiempo de producción de la máquina. Eso se traduce en menos productividad, lo que puede incidir en la rentabilidad. En cambio, el acabado fuera de línea ofrece una línea de acabado que puede manejar la producción de varias máquinas digitales, lo que maximiza el tiempo de producción de los equipos.

Otra posibilidad es el troquelado láser. Si bien supone una mayor inversión, aporta ventajas notables cuando debemos producir numerosas tiradas cortas a diario. Combinado con la tecnología de inyección de tinta (o Xeikon), por ejemplo, el troquelado láser –siempre y cuando la longitud de repetición no sea fija– tiene una gran ventaja: permite agrupar trabajos a lo ancho o largo de la bobina, lo que maximiza el rendimiento y ahorra dinero.

Cambios tecnológicos que se aceleran: ¿Qué podemos esperar de la Labelexpo Europe 2013?

Si echamos la vista atrás, parece que la tecnología de impresión, en concreto de las etiquetas autoadhesivas, ha experimentado más cambios en los últimos cincuenta años que en cualquier otro periodo de sus cuatrocientos años de historia. Mientras escribo estas líneas, las tecnologías de impresión y manipulado de etiquetas están evolucionando. La feria Labelexpo Europe de este año dará cuenta de todos estos cambios, con el lanzamiento de nuevas marcas y modelos de impresoras de etiquetas y con un impulso especial procedente de Asia y del ámbito de la impresión digital.


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