El fiscal solicita ocho meses de prisión y una multa de 3.000 euros para el dueño de un campo de Picassent

El fiscal pidió ayer al comenzar el juicio que un hombre acusado de almacenar residuos tóxicos sin ningún tipo de control en unos terrenos suyos en Picassent sea condenado a ocho meses de prisión y al pago de una multa de 3.000 euros por un delito contra el medioambiente. El acusado aseguró ayer durante el juicio que no almacenó sustancias contaminantes y que solo guardó bidones vacíos «por hacerle un favor» a una empresa de tratamiento de residuos. «A mí me engañaron», señaló. El policía que acudió al lugar de los hechos explicó a la juez que sorprendieron al acusado «compactando bidones de residuos peligrosos».
El supuesto delito ambiental fue descubierto en 2006. El procesado que está siendo defendido por José Luis Ribera presuntamente utilizó un terreno de su mujer que tenía una nave de doscientos metros cuadrados y un solar de quinientos metros cuadrados. La policía, según el escrito de acusación del fiscal, halló en el lugar cien bidones de pesticida, envases de fertilizantes y otros recipientes con productos tóxicos caducados. Dos años después los técnicos comprobaron que el suelo estaba contaminado por compuestos tóxicos de origen reciente. La defensa incide en que todos los bidones estaban vacíos y la Fiscalía en que a pesar de ello son igual de peligrosos.
El procesado indicó a la magistrada que los bidones eran de una empresa de transporte de residuos a la que le hizo un favor. «Yo solo les alquilé el terreno dos meses. A mí me engañaron. Me dijeron que era para una cosa y fue para otra. Cuando llegó la policía yo estaba recogiendo todo lo que habían dejado. Ese material no era mío», manifestó.
El acusado que era transportista de residuos peligrosos afirmó que no sabía si la parcela estaba preparada para almacenar residuos tóxicos. El representante de la empresa que alquiló los terrenos por novecientos euros al mes que no está acusado aseguró que solo los querían para aparcar dos furgonetas e insistió en que no tenía nada que ver con la descarga de productos tóxicos. «Nosotros éramos meros transportistas. Los residuos los gestionaba otra empresa», señaló.
El agente de la policía nacional que acudió al lugar de los hechos explicó que había un quemador que fue utilizado para hacer desaparecer restos de productos peligrosos.