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El sector químico presenta su contribución clave a los Objetivos de Desarrollo Sostenible

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¿Cómo alimentaremos a los más de 10.000 millones de habitantes que poblarán la Tierra en 2050? ¿Cómo lucharemos contra las enfermedades actuales y futuras?

El director general de la Federación Empresarial de la Industria Química Española (Feique), Juan Antonio Labat, y el Presidente del Foro Química y Sociedad y Presidente del Congreso Mundial de Ingeniería Química, Carlos Negro, han presentado hoy la publicación Smart Chemistry Smart Future, Química para un futuro sostenible, en el marco de la iniciativa Smart Chemistry Smart Future, en el Salón Expoquimia, que se celebra del 2 al 6 de octubre en Barcelona.

La publicación recoge algunas de las soluciones y tendencias innovadoras y sostenibles en las que la industria química ya está trabajando respondiendo a los continuos desafíos de la sociedad. Algunos de estos ámbitos de actuación clave son la salud y la higiene, las nuevas tecnologías, el transporte, la construcción y las ciudades inteligentes, la energía, el agua, la alimentación, la eficiencia de los recursos y reutilización o la protección medioambiental a los que la química aporta nuevos materiales y tecnologías punteras.
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Para Juan Antonio Labat, la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, que engloba los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) marcados por la ONU, suponen un reto sin precedentes, que exige la confluencia de soluciones políticas, económicas, ambientales, sociales y, muy especialmente, científicas y tecnológicas. “Vivimos en un periodo de innovación y cambio tecnológico en el que la Ciencia y las nuevas tecnologías abren cada día nuevas puertas para el desarrollo sostenible, aportando soluciones que serán cruciales para la visión del futuro y, entre ellas, destaca la química, una ciencia frontera entre varias áreas, con la capacidad de dar respuesta a los mayores desafíos de nuestro tiempo”.

Por su parte, Carlos Negro ha puesto el acento en la relevancia de la transferencia de conocimiento de la ciencia a la empresa. “El binomio ciencia-empresa resulta absolutamente imprescindible. Gracias a la colaboración público-privada seremos capaces de transformar los resultados de la investigación a soluciones aplicadas que llegarán después al mercado, aportando valor añadido y competitividad a nuestra industria”.
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La indispensable contribución de la química al futuro de las personas y del planeta

La publicación Smart Chemistry Smart Future, Química para un futuro sostenible que se ha presentado hoy en el marco de Expoquimia, aborda cómo la química ha contribuido a avances clave para nuestra forma vida actual (el agua potable, los antibióticos y vacunas, multiplicar el rendimiento de las cosechas, las nuevas tecnologías, internet …) y seguirá continuará siendo clave para el progreso a través de sus productos, procesos y materiales innovadoras, y su actividad empresarial.
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El documento se divide en tres ejes temáticos: Smart World o la contribución de la química al desarrollo sostenible y las soluciones globales (gestión sostenible del agua, eficiencia energética, soluciones para alimentar a una población mundial creciente y soluciones para contribuir a la economía circular y la utilización y reutilización eficiente de recursos); Smart Life o la contribución de la química a soluciones orientadas a mejorar la calidad de vida de las personas (innovaciones químicas en los campos de la salud y la higiene, las nuevas comunicaciones y tecnologías de la información, nuevos materiales para el transporte, edificios inteligentes, alimentos mejorados, etc.); Smart Economy o la contribución económica de la industria química a la sociedad como generadora de riqueza y empleo.

Vivimos en un mundo superpoblado en el que ya superamos ampliamente los 7.000 millones de personas, que se espera alcancen los 9.000 millones en 2050. Es un mundo más envejecido y urbano que demanda mayores niveles de calidad de vida en todos los ámbitos, a la vez que exige la garantía de un creciento uso eficiente de los recursos disponibles.
Se necesita garantizar la producción de alimentos para cubrir la creciente demanda global. Nuevos métodos de producción más eficientes y sostenibles. La agricultura inteligente, o Smart farms, ya es capaz de vigilar los cultivos mediante sensores, controlar el exceso de humedad o utilizar drones para la erradicación de plagas. Son importantes avances tecnológicos, que cuentan con la intervención de la química para evitar la pérdida de cosechas y conservar el valor nutricional de los alimentos.
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Respecto el acceso al agua, aunque nuestro planeta cuenta con grandes cantidades solo el 0,5% es potable y la mitad de la población mundial sufre escasez, de los que 783 millones de personas no tienen siquiera acceso al agua potable. La química viene aportando soluciones desde hace décadas para la desinfección y potabilización del agua. Y hoy podemos beberla sin riesgo a contraer enfermedades. Además, ya se están incorporando nuevas tecnologías químicas que permiten la desalación del agua de mar y la descontaminación y reutilización de aguas residuales.
Y es que un futuro sostenible pasa necesariamente por el uso eficiente de los recursos y la reutilización, base del concepto de la Economía Circular. El temido CO2 es un caso paradigmático ya que ha pasado de ser un residuo a una materia prima. Se puede capturar y tratar químicamente para su aplicación en el campo de la alimentación, el tratamiento de aguas o la fabricación de plásticos. También a partir de residuos orgánicos se pueden obtener productos como los bioplásticos, que se degradan en contacto con el agua.
Por otra parte, vivimos en una sociedad totalmente dependiente de la energía, indispensable para cualquier actividad que imaginemos. La química trabaja desde diferentes ángulos para garantizar el acceso a una energía asequible, segura y sostenible: proporciona materiales innovadores para incrementar la eficiencia energética y su almacenamiento. Los superconductores, por ejemplo, son capaces de transmitir hasta 5 veces más electricidad. Su papel es también esencial para el desarrollo de las energías renovables. Los paneles solares se basan por ejemplo en células fotovoltaicas fabricadas de silicio cristalino, y ya se está desarrollando una nueva generación a partir de nanopartículas y polímeros.

La química también es clave para el desarrollo de los biocombustibles de cuarta generación, que actúan como verdaderos sumideros de carbono.

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También juega un papel protagonista en los ámbitos de la salud y la higiene. Enfermedades como la tuberculosis, la malaria, el ébola o el sida se han podido frenar gracias a los medicamentos y vacunas. Pero también es vanguardista en tratamientos para paliar el dolor. Hoy ya somos capaces de fabricar materiales biocompatibles con nuestro organismo y la impresión 3D de órganos, de vasos sanguíneos y piel humana o implantes tecnológicos es ya una realidad. Y en el ámbito de la medicina personalizada, los biosensores serán aliados médicos para detectar enfermedades de manera precoz y recibir implantes inteligentes que liberen fármacos solo cuando sea necesario, será algo habitual.
Pero no es la única tecnología que la química pone al servicio de las personas… el Big Data, el internet de las cosas o la realidad virtual están revolucionando nuestra forma de vivir, de relacionarnos con el entorno y creando nuevos hábitos de trabajo. La química proporciona los materiales necesarios para generar todas estas nuevas tecnologías, que constituyen también la base de la Cuarta Revolución Industrial.

Una revolución que revierte también en un transporte más inteligente y sostenible. Hoy, el 75% de los materiales utilizados en la fabricación de automóviles, son productos químicos. Gracias a ello, se ha logrado reducir a un 8% las emisiones de un vehículo actual respecto a otro de hace 50 años. Materiales más ligeros, motores de bajo consumo, carburantes avanzados, combustibles alternativos, nuevos catalizadores y baterías más eficientes. Soluciones que sólo la química puede aportar.

En un mundo cada vez más urbano, el futuro está en lograr edificios energéticamente eficientes y hogares más sostenibles. La química hace posible la fabricación de ventanas solares que generan electricidad, materiales aislantes de alto rendimiento o nuevos materiales de construcción como por ejemplo la fibra de carbono, 10 veces más resistente y ligera que el acero.

En definitiva, un día sin Química es un día sin agua potable, sin alimentos, sin electricidad, sin medios de transporte, sin medicinas… La química proporciona las innovaciones para hacer del planeta un lugar más sostenible en el que vivir.


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