El GCCE es un referente internacional en la promoción y el desarrollo de la química verde y sostenible, así como de las tecnologías y procesos necesarios para la generación de nuevos productos. Sus últimos avances en investigación incluyen el diseño de catalizadores para la química orgánica en el agua o la conversión del almidón y la celulosa en materiales poliméricos de mayor valor. También trabaja en la producción de fármacos más verdes y en la recuperación de los productos químicos valiosos de los productos electrónicos de desecho.

Durante su visita a la UCLM James Clark defendió el “extraordinario potencial” que tiene, por ejemplo, la piel de los cítricos más allá de su transformación en comida para animales. El profesor, que augura cambios fundamentales en la fabricación de productos químicos en todo el mundo, estima que la solución procedente de la química verde para los nuevos desafíos de la sostenibilidad “no depende exclusivamente de ingenieros o economistas”, sino que “hay que trabajar juntos y fomentar el interés en las distintas especialidades profesionales”.

En su conferencia apostó por la implantación de recursos sostenibles derivados de la naturaleza (árboles, plantas, alimentos, residuos de biorrefinería, etc.), que gradualmente reemplazarán a los recursos tradicionales derivados del petróleo. Entre otros retos que debe afrontar la química verde en los próximos años señaló la catálisis heterogénea, la eficiencia en la energía de microondas, la extracción de fluido supercrítico de productos químicos valiosos a partir de plantas y la obtención de nuevos materiales a partir de la biomasa.

El químico asegura que en España ya se realiza un “trabajo de investigación muy interesante” en este sentido. Sin embargo, precisa, “es necesario agrupar y coordinar esfuerzos, organizarse para mejorar los resultados”. En Castilla-La Mancha, que cuenta con un amplio potencial, la 4, ubicada en el Campus de Ciudad Real, mantiene una estrecha colaboración entre investigadores de los grados en Químicas y en Ingeniería Química en torno a la reutilización de residuos procedentes de la uva o de las aceitunas, entre otros productos de interés estratégico para la región.

James Clark, que ve en el 5 una buena oportunidad para buscar sinergias entre investigadores, reclama más inversión privada para la promoción de la química verde. “Es una oportunidad de negocio, no solo ciencia”, dice. Así lo han entendido ya en países como 6 o 7, donde incluso están empezando a exportar. “Tenemos recursos, mercado y tecnología, solo hay que mirar la basura de forma diferente”, insiste.